sábado, 10 de diciembre de 2011

viernes, 9 de diciembre de 2011

Desde SANTILLANA hasta COMILLAS

Desde SANTILLANA hasta COMILLAS
El escribir me ayuda en muchas cosas; en recordar y congelar lo vivido, en repasar lo olvidado y sobre todo en esa necesidad de compartir y pregonar lo que siento.
Y ahora, no siento los pies, o las piernas que diría el humorista aquel de Ceda el Paso…¿Os acordáis de su nombre? ¿Recordáis sus gags en el Misisipi de Pepe Navarro? Bueno pues mientras lo pensáis mis pies siguen sin olvidar esos dos pedazo de ampollas que me han salido y para colmo como bien sabréis, Santillana del Mar, es una población totalmente emparedada, así que busco como loco, las zonas lisas, para evitar que mis pies sufran más de lo necesario.
Repaso mi mochila…. RECOMENDACIONES para HACER LA MOCHILA en el CAMIDO DE SANTIAGO.
Como estamos en diciembre, he seleccionado:
Un paraguas, un bastón que nos será muy útil para aligerar el peso de la mochila al apoyarnos en él, un pantalón y chaqueta impermeable o cortavientos, ( yo utilice uno que venden muy económico en Fórum) Un botiquín que tenga tiritas, parches para ampollas, imperdibles, gasa, vendas y nada más. Una toalla ( hay unas muy útiles y que ocupan muy poco en tiendas de deportes) con su neceser. Unas chanclas para la ducha y a modo de zapatillas de casa en los albergues, Un pantalón de deporte y una camiseta a modo de pijama, que nos sirvan también para estar por las estancias del albergue. Mudas y calcetines al menos tres para ir lavando y cambiando. Dos pantalones uno el puesto y otro par el día siguiente, lo mismo con las camisetas y una camiseta interior térmica. Una linterna frontal, nos vendrá muy bien para las noches en el albergue sin molestar a los demás. Un saco de dormir que no abulte mucho y abrigue, y mejor si tiene cremallera lateral. Una esterilla que nos aislara, por si no hay colchón en el albergue. Y a mi más que una cantimplora o botella, aunque también la lleve, fue un vasito, también un plato de metal, una navaja multiusos, y cubiertos, o sea…cuchara, cuchillo y tenedor.
No olvidar una cámara de fotos o el móvil y un cargador. En mi caso la mochila era de 30 litros, y metí un peso de 12 Kilos que siempre en los finales de las etapas me pesaba más de lo que quisiera. Importante que la mochila tenga protector de espalada y cintas a la altura del pecho y en cintura. Una simple cosa que pendule en el camino hace que la mochila adquiera más peso.
Y por ultimo y aunque no hice caso a mi amigo Txema…una crema hidratante de pies, que serán el medio que todos los días utilizaremos para trasladarnos… Esta última la compre el segundo día y fue muy tonificante en los finales de etapa.
Pues con estos doce kilos a la espalda más una manzana y una mandarina salí de Santillana del Mar.
Antes eche un café en el Bar el Castillo, donde un rudo y grosero camarero, no me dijo ni buenos días cuando le pedí un completo. Aproveche el desayuno para ojear la prensa y cuando no aguante mas groserías del enjuto y desagradable camarero me fui calle arriba dejando a un lado la casa del cura que es la más florida y engalanada de Santillana del Mar.
Tras una ligera pero prolongada cuesta que tiene a su izquierda el camping y a su derecha unas bonitas casas de madera a modo de Bungalops, recrean la imaginación de cualquiera en como sería una noche en una de estas “chozitas”
El verde y el azul del cielo, el verde y el azul del mar…los colores que con sus gamas cromáticas muestran ahora una casa de amarillo con sus bragas y calzoncillos secando, después unos marrones de piedra noble, devota, profesa y practicante de esa iglesia que llamándose San Pedro estas más cerca de la tierra que el cielo. Y allí junto a ella y su perro en el barrio de San Roque saludo y pregunto a Joaquín que orgulloso de su casa me la muestra para explicarme más tarde que Oreña tiene siete barrios y esta su iglesia reúne a los paisanos de la zona. Es de aquí pero lleva treinta tres años en Bilbao, me reconoce y mi vanidad se hincha como un globo de helio, y como tal me esfumo cuesta abajo hasta llegar a Caborredondo con sus fardos de paja enrollada. Más allá, el rojo de unas flores despiden a Oreña con un cartel que parece un jugador del Rayo Vallecano.
No he dejado de pensar en ti, ni un solo minuto, ni un solo segundo, porque todas las pisadas que marca el ritmo de mi caminata, vienen de este latido que tú bombeas y alimentas en mi corazón. Y si al menos ahora pudiera llegarte todo lo que pasa por mi corazón y no por mi cabeza, que es torpe y tonta. Solo me queda el consuelo del que fuera tu primer apellido, se convierta en el idioma que ambos hablemos…mientras seguiré caminando para que el latido de mi corazón coja el ritmos de tu besos. Muac
Me siento un burro y a los pocos metros veo como uno de verdad se me acerca reclamándome caricias…y deslizo mi mano sobre su hocico y juego con mis dedos sobre sus orejas y con leves gemidos, quiero entender que me agradece tales gestos. Le lanzo un beso y alzando su cabeza me dice adiós…
Más adelante un caballo con los mismos síntomas y gestos hace lo mismo…me acerco de nuevo y extiendo mi mano. Con movimientos suaves y cariñosos paso mis dedos pos debajo de su boca, le hablo como si me entendiera y consigue que me emocione. No contengo la emoción y dejo que mis lágrimas empapen esta cara mal afeitada. Lloro y justo un ciclista pasa preguntándose ( supongo ) que hace un tío llorando junto a un caballo. Y me respondo que preguntándome cosas. Esta llantina, me ha dado sed y aprovecho la fuente que hay junto a una impresionante iglesia que debe ser la de San Martin de Tours. Bajo ella un riachuelo con patos y mas allá unos cerdos que cual flautista se acercan a mí. ¿Qué pasa con los animales hoy, que según me ven se acercan reclamándome, no sequé con su gruñidos. Uno de ellos es negrito y hace amagos de saltar….no entiendo nada. Y menos…cuando al giran la curva de Ciguenza una familia de Borriquitos se acercan también. Me siento Noé sin barca y me planteo el por qué de estas circunstancias. Seguramente son pura casualidad y bastante falta de cariño hacia esos animales, que como los numerosos perros con los que me he cruzado, solo ladran moviendo el rabo para mendigar unas caricias. Es horrible…¿Cuánta gente mendiga caricias de voz y de las otras?
La vida, el día a día tiene cosas increíbles como estos eucaliptos que han nacido entre las rocas, que barbaridad. Me demuestra, algo en lo que me reafirmo….Todo Es Posible.
Y hasta La Solana llego con la pregunta de la soledad deseada…estoy solo, pero me siento acompañado, no solo por las personas que me llaman interesándose por mis progresos en estas etapas en solitario del Camino del Santiago, sino por aquellas personas que las siento. Ellas me dan con su aliento un ánimo que siento…gracias por estar sin estar, gracias.
Un par de montañeros me adelantan y apenas nos da tiempo a decirme que son de Santillana y que mañana se van hasta Palencia para hacer alta montaña…pues buena suerte y adiós…
Llego a Cobreces dando un rodeo descomunal y la escultura del peregrino junto a la Iglesia de San Pedro retrato la instantánea. El camino me gira ahora a la izquierda y me topo con un lavadero donde antaño se lavaba la ropa. El camino se vuelve de nuevo pedregoso y mis ampollas me saludan. AL fondo siguen los picos de Europa que refrescan el soleado día que hoy me ha tocado, para compensar las lluvias y vientos de ayer.
Llego a La Iglesia y una curiosa señal de no superar los 40 Kmh. Me hace reír, al darme cuenta, que por muy rápido que quiera ir, nunca podre alcanzar esa velocidad con mis pies.
Atravieso La Iglesia que altiva y grácil se me ofrece, para despedirme de ella de la misma manera que la salude…o sea a 6Kmh.

Tras un ascenso y en un cruce que preside una ermita donde figura la leyenda que se puede poner el sello de la compostelana, no consigo el objetivo. Aunque nunca lo fue, sellar la compostelana. El mío es más un viaje interior, que sin demasiado misticismo pretende ser practico en mi día a día. Y por el momento lo estoy consiguiendo, está siendo fantástico, y súper enriquecedor.
De nuevo por la carretera y aunque poco transitada, llego a Concha, curioso municipio o localidad que con 37 habitantes casi la mitad esta en los pórticos de sus casas y me saludan con mucha simpatía. - ¡Nunca Diciembre tuvo estos días! Pregona una señora…
Un árbol lleno de un fruto que desconozco y mi miopía me impide diferenciar me despide de Concha, para ofrecerme otra estampa de foto y así con el móvil la retrato…nubes algodonadas y un mar de fondo que me vuelven a emocionar….Una gozada de paisaje y camino.
Ahora el ronroneo del mar, se escucha y el ritmo de mi corazón se acelera al ver las primeras siluetas de Comillas. El sonido es más bronco cuando ya desciendo, las olas bravas, como las patatas golpean las rocas. Estoy en Comillas “””” si el cartel lo dice y el letrero también…Albergue La Peña, Cerrado desde el 1 de noviembre hasta el 1 de marzo. Y yo que consultando las guías me cerciore que estaba abierto, y yo que llame a la oficina de turismo y me aseguraron que cerraba el día 12 de diciembre. ¡En fin! Me da pena, porque por fuera tiene una pinta estupenda, pero me quedare con las ganas.
Y como no hay mal que por bien no venga, descubro la casa de Lumaelte, con su dueña Teresa. Una posada, muy bien situada, donde con siesta y ducha pongo rumbo a descubrir y pasear por Comillas. Mi presupuesto es de 30€ diarios y el gasto no previsto, me obligan a comprar algo de fruta, unas sardinillas y unos espárragos para cenar en la habitación y ajustar costos.
Un beso…sigue latiendo en mi boca, y una caricia en mi corazón.



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ETAPA desde COMILLAS a SERDIO. Salgo de Comillas por JabierCalle

Desde COMILLAS hasta SERDIO
Era mi última etapa en esta escapada, pero la está viviendo como si fuera la primera, son más de veinte kilómetros los que separan estas dos localidades cántabras, pero con subidas y bajadas que pueden hacer más cansino el camino.
La Posada de Lumaelte, gestionada por Teresa, una mujer más cerca de los setenta que de los sesenta diría yo, si que se me ofenda, tiene la dulzura y delicadeza de las jovenzuelas adolescentes que se ríen con facilidad. Su casa, es un autentico palacio que se ha visto obligada a alquilar por los gastos que conlleva tal edificio y lo reducida que es su familia. Heredo la casa de sus padres, que en pleno centro de Comillas, es un autentico lujo. Por 25€ cama y baño que reponen mis fuerzas de la jornada anterior, refrescan mis sudores con su ducha y me sirvieron de salón comedor con una sardinas acompañadas de espárragos que improvise como cena.
El Albergue de Comillas, en contra de lo que dicen las guías estaba cerrado y en la oficina de Turismo local, www.turismocomillas.com con parcas palabras aunque amables no dan más soluciones que una triste fotocopia acompañada de un mapa que hace que te la juegues. Opte por el recurso local y me acerque al bar más próximo, pedí un café y al verme mochilero enseguida se dieron cuenta que buscaba algo, con la triple B, Bueno, Bonito y Barato. Así llegue hasta Lumaelte, C/ La Corriente, 5, Comillas Teléfono: 942720973
Como digo allí repose de la etapa y allí me desperté para encarar esta etapa. Como digo se presentaba sinuosa y la calle larga que encara la Universidad Pontificia y el capricho de Gaudí a la izquierda muestran la salida hacia el Camino de Santiago.
Por la carretera y junto a un carril de bicis, escoltado por continuo arbolado y con el roció mañanero avanzo hasta Rubarcena que alberga el campo del futbol del equipo de Comillas y con un grafiti bien trazado hace un recorrido en su fachada de los edificios más emblemáticos de Comillas.
Unos metros más allá el cartel de La Rabia, me saca una sonrisa y sigo el giro que este país y la carretera me obligan a la derecha. Entiendo ahora el por qué del nombre de esta localidad mientras atravieso una ría que con sus mezclas de agua dulce y salada recibe el nombre de La Rabia. El paisaje es bonito y digno. Hago unas cuantas fotos y sigo camino.
El andar solo, te hace preguntarte y responderte con la misma velocidad que los mensajeros llevan por las calles de Madrid. Tanta pregunta me abruma y las reposo en mi hipotálamo, mientras las otras partes de mi cerebro siguen con las suyas.
Así paso por Santana, y llego hasta El Tejo, que siendo localidades sin mucho población mantienen el encanto de los lugares norteños con hierba, arboles y espacio.
Me sorprende lo perfecto del paisaje y unos metros más descubro la cuestión, estoy dentro de un campo de Golf, que con un cartel m e indica que estamos en el hoyo 17 y junto al Green del 18. Es el campo de Golf de Santa Marina en La Revilla y ya saliendo sospecho que esta ermita que con campanario, pero sin Jesulin, perdón sin campanas tiene un hermoso árbol que nace del mismo, es increíble que dijera aquel.
Sigue presidiendo mi ruta de hoy los fríos picos de esta Europa sin euros y dotan al fondo de la imagen de una belleza espectacular. Saco pues el objetivo de mi IPhone y jugueteo con el disparador…click, click….
Oigo de continuo el chasquido de las olas y cual avión en despegue, sonorizan todo este recorrido entre La Revilla y El Sable de Meron. Debe ser la playa de Oyambre que con gran longitud acoge la muerte de la Ría de La Rabia.
Mucho del camino andado es por asfalto y para mis dos ampollas, no viene mal, pero…bajando hacia la ría de San Vicente un camino pedregoso vuelve a recordarme que tengo ampollas.
Ver una localidad desde lejos y ver que te estás acercado me hace si querer acelerar el paso. San Vicente de la Barquera, (nunca sabré quien era esta mujer, ya que lo he mirado y nada he encontrado) existía antes de que Bustamante adquiriera una fama por los pelos y los últimos votos, en esa primera edición de Operación Triunfo, pero las fotos de este buen hombre se ven por todos los lados.
Pase por el conocido puente de la Maza y por el menos de no sé qué nombre ahora, para llegar hasta el final del Puerto y hacer un “mandao” de mi amigo Txema. Pero mi gozo en un pozo, porque el Hotel Restaurante Miramar de su amiga y hermana Rosana, está cerrado de Diciembre hasta Marzo y vuelta atrás esos pasos que recorrí.
Aproveche un café local, para desayunar una buena tostada con su zumo y demás. No tuve la pericia de apuntar el nombre pero es fácil de localizar porque esta nada más pasar el puente junto a correos. Allí dos buenas mozas me trataron de maravilla.
Vuelta a los pasos andados recorrí de nuevo San Vicente de la Barquera que bullicioso y con mucho turista muestra que está vivo. Asciendo unas escaleras y siguiendo los indicadores de la flecha amarilla, llego al Albergue El Galeón donde Luis el Hospitalero me recibe con cierta somnolencia que poco a poco va dejando para hablarme de los seis años que lleve allí con su mujer y de los miles de extranjeros que pasan cada año. Este año superara los cinco mil. Con Luis hecho una charleta y sigo porque mi familia, me espera en Serdio donde finaliza la etapa y he quedado.
Las vistas siempre son dientes y algo más atractivas cuando son desde arriba, por eso ahora que fotografió este rio atravesado por el Puente de la Barquera, reflexiono lo fácil que es conocer a una persona, dándole un poco de poder, de altura, de jerarquía…
En fin sigamos con el camino que ya estoy bajando hacia La Acebosa, para ver diferentes campos o canchas del juego tan cántabro como es el Pasabolo. Ahora asciendo un poco y de nuevo bajo hasta el Hortigal, para en un suspiro decirle adiós y dar la bienvenida a la Estrada. Son poblaciones pequeñas y sin transeúntes por sus calles, pero de las que intuyo que tienen buenas fiestas y mejores gentes.
Al ir solo, el ritmo siempre es un poco más rápido y estoy sacando unas medias de siete kilómetros la hora, por lo que me he permitido paradas tranquilas y llego un poco antes sobre el tiempo previsto a Serdio, que con una rifa parroquial en medio del pueblo está lleno de bulla, jaleo y vocerío.
El alberge de peregrinos esta cerca de la iglesia, pero no a nadie. Llamo al teléfono que figura y me remiten a la Junta Vecinal, un pequeño bar donde una mujer entregada, hospitalaria y amable, siente mucho no disponer del sello para mi credencial, y me remite al bar de La Gloria que aunque su dueña está enferma, tiene unas hijas que no lo hacen mal.
Y allí mientras espero a mi familia, disfruto del ambiente y unas patatas bravas cortesía de la casa, para un peregrino que hoy ha terminado su camino.
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