EL GATO CON BOTAS en el Cine Zubiarte
No suelo ser anti nada, pero tenía ciertas reservas sobre los maravilloso que Antonio banderas era como actor. Y viendo El Gato con Botas, me he rendido a la gama de registros que Antonio ha puesto en esta entretenidísima película. Tiene ritmo, tiene trama, tiene ingenio y mucha gracia.
Mis hijas, me llevan a un cine infantil que cada vez me engancha más. Me engancha por su realización con velocidad que no con prisas, he aquí de convertir una cualidad como la velocidad en un defecto como las prisas, cuando algunos realizadores, se empeñan en marearnos con los movimientos de cámara.
El argumento es lo de menos, pero la aparición de valores como la lealtad, la sinceridad y el compañerismo aparecen bien reflejados aunque de manera un poco fugaz.
La peli merece la pena y me quedo con la voz de Antonio Banderas que ha conseguido descubrirle otros registros que no imaginaba en su interpretación.
Merece la pena, y no solo para ir con criaturas.
jabier@lavisita.com
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jueves, 15 de diciembre de 2011
miércoles, 14 de diciembre de 2011
EL MARTILLO y EL CARPINTERO
Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar ¿La causa?... ¡Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando. El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era
muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente la tosca madera inicial se convirtió en un bello mueble. Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:
"Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos."
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad.
Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
Ocurre lo mismo con los seres humanos.
muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente la tosca madera inicial se convirtió en un bello mueble. Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo:
"Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos."
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad.
Se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
Ocurre lo mismo con los seres humanos.
martes, 13 de diciembre de 2011
Verde y musgo en el camino
Los Huevos del refugio camino de Atxulo
Más de una vez he dicho que no me cuesta madrugar y menos cuando es para ir al monte.
Habíamos quedado a las 8:30 en el portal de mi casa y Paulino y Txema se retrasaban. Les llamo por teléfono por si he errado en la hora y ya aparecen por el fondo. Txema me pregunta por Jon y no sé que responder, porque pensé que él se había encargado de convocar a la gente. Así que, le llamamos por teléfono y hasta Gorliz nos acercamos para recogerle.
El camino y el trayecto siempre está lleno de alguna anécdota que surge de lo que vemos y ya al recoger a Jon nos ponemos rumbo hacia Villaro donde subiremos hasta Pagomakurre en coche para hacer la ruta de Atxulo volviendo por la campas de Arraba y almorzar en el refugio que el Club Deportivo tiene allí cerca.
Paulino conocedor de la zona, encabeza la marcha y sorteamos como podemos el barro tan pegajoso que se encuentra en la ruta. Poco a poco vamos ascendiendo por un terreno escarpado, resbaladizo y lleno de hojas que delatan la estación en la que estamos. Es otoño y las gamas cromáticas del camino son muy bonitas. Dejamos la zona de arbolado y contemplamos un paisaje estupendo. Saco los prismáticos y nos ponemos a porfiar sobre que es cada una de las cosas que vemos. Esto instrumento óptico que sirve para ver a larga distancia, me permite distinguir claramente Algorta y un poco del puerto de Santurce, pero Paulino provoca y Txema no confirma. Lo tengo claro pero no es cuestión de hacer una apuesta, así que con la disputa, seguimos ascendiendo a casi más de mil metros de altura.
El Ojo de Atxulo esta grandioso y dominante, así que dóciles pasamos bajos su arco y retratamos nuestra presencia allí. Jon se empeña hacer el mono, escalando hasta el árbol que corona el ojo, ante el nerviosismo de Txema. Hoy les noto un poco chinchones, pero Jon sigue animando con sus conversaciones musicales la caminata y ahora toca el tiempo de Mecano y la Torroja. Podríamos hacer un máster sobre todos los dimes y diretes que Jon cuenta del faranduleo musical. No me gusta, contrariarle y aunque por momentos discrepe, me divierte mas las versiones que el cuenta de las cosas…..Ojo, que no quiero decir que las mías sean las buenas.
Con Ana Torroja nos despistamos un poco y camino arriba camino abajo no sabíamos dónde estábamos, hasta que Txema y su olfato de montero batidor nos recondujo a la senda deseada.
En ese camino vimos, carboneras, neveras que almacenaban hielo que luego se bajaba en burras hasta Bermeo para el pescado. El camino, es muy chulo y los colores son de un verde de Photoshop.
EL musgo y algunos árboles secos invadidos por el verdín ofrecen un paisaje de postal, así que me harto hacer fotos.
Un cartel indicador nos alivia al ver que marca 500m a las campas de Arraba y es girar la ladera y encontrarnos con una gran explanada donde caballos, ovejas y alguna vaca pasta hierba “pata negra”
Tenemos que esquivar varias balsas de agua y con las huellas del jabalí y su busca de las raíces damos mas rodeo del deseado.
Ya hemos encarado una pista de piedra, para a los pocos metros encontrar una casa con grandes leños que es el refugio del Club Deportivo.
Paulino entra simpático y sonriente para recibir el corte y la respuesta grosera del que parece ser el encargado; un tal Javi, que quiero suponer que no estaría en su mejor día, por que no contento con los continuos desplantes que hacía a las ganas de agradar y conversación que mostro Paulino, él se superaba cada vez más en su grosería. Compensaba un poco la amabilidad de Inma, la que parece es su pareja y que con algo más de corrección nos atendió.
Pedimos un par de huevos frutos con chorizo que al precio de 6€ marcaba en un cartel, aunque luego no sabemos por qué la suma ascendió a 42€
Me fui con pena, porque un sitio que reúne muchos de los ingredientes para hacer un almuerzo agradable, las malas formas de este Javi, desbaratan todo opción.
NO obstante, lo pasamos bien aunque el chorizo estaba más duro que un triple disco de Rosendo. Esto provoco que la bajada hasta Pagomakurre fueran todo risas aludiendo a la comida. Fue muy divertido.
Y así pasamos la mañana de un domingo, donde unos huevos consiguieron hacernos piar…..
jabier@lavisita.com
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Más de una vez he dicho que no me cuesta madrugar y menos cuando es para ir al monte.
Habíamos quedado a las 8:30 en el portal de mi casa y Paulino y Txema se retrasaban. Les llamo por teléfono por si he errado en la hora y ya aparecen por el fondo. Txema me pregunta por Jon y no sé que responder, porque pensé que él se había encargado de convocar a la gente. Así que, le llamamos por teléfono y hasta Gorliz nos acercamos para recogerle.
El camino y el trayecto siempre está lleno de alguna anécdota que surge de lo que vemos y ya al recoger a Jon nos ponemos rumbo hacia Villaro donde subiremos hasta Pagomakurre en coche para hacer la ruta de Atxulo volviendo por la campas de Arraba y almorzar en el refugio que el Club Deportivo tiene allí cerca.
Paulino conocedor de la zona, encabeza la marcha y sorteamos como podemos el barro tan pegajoso que se encuentra en la ruta. Poco a poco vamos ascendiendo por un terreno escarpado, resbaladizo y lleno de hojas que delatan la estación en la que estamos. Es otoño y las gamas cromáticas del camino son muy bonitas. Dejamos la zona de arbolado y contemplamos un paisaje estupendo. Saco los prismáticos y nos ponemos a porfiar sobre que es cada una de las cosas que vemos. Esto instrumento óptico que sirve para ver a larga distancia, me permite distinguir claramente Algorta y un poco del puerto de Santurce, pero Paulino provoca y Txema no confirma. Lo tengo claro pero no es cuestión de hacer una apuesta, así que con la disputa, seguimos ascendiendo a casi más de mil metros de altura.
El Ojo de Atxulo esta grandioso y dominante, así que dóciles pasamos bajos su arco y retratamos nuestra presencia allí. Jon se empeña hacer el mono, escalando hasta el árbol que corona el ojo, ante el nerviosismo de Txema. Hoy les noto un poco chinchones, pero Jon sigue animando con sus conversaciones musicales la caminata y ahora toca el tiempo de Mecano y la Torroja. Podríamos hacer un máster sobre todos los dimes y diretes que Jon cuenta del faranduleo musical. No me gusta, contrariarle y aunque por momentos discrepe, me divierte mas las versiones que el cuenta de las cosas…..Ojo, que no quiero decir que las mías sean las buenas.
Con Ana Torroja nos despistamos un poco y camino arriba camino abajo no sabíamos dónde estábamos, hasta que Txema y su olfato de montero batidor nos recondujo a la senda deseada.
En ese camino vimos, carboneras, neveras que almacenaban hielo que luego se bajaba en burras hasta Bermeo para el pescado. El camino, es muy chulo y los colores son de un verde de Photoshop.
EL musgo y algunos árboles secos invadidos por el verdín ofrecen un paisaje de postal, así que me harto hacer fotos.
Un cartel indicador nos alivia al ver que marca 500m a las campas de Arraba y es girar la ladera y encontrarnos con una gran explanada donde caballos, ovejas y alguna vaca pasta hierba “pata negra”
Tenemos que esquivar varias balsas de agua y con las huellas del jabalí y su busca de las raíces damos mas rodeo del deseado.
Ya hemos encarado una pista de piedra, para a los pocos metros encontrar una casa con grandes leños que es el refugio del Club Deportivo.
Paulino entra simpático y sonriente para recibir el corte y la respuesta grosera del que parece ser el encargado; un tal Javi, que quiero suponer que no estaría en su mejor día, por que no contento con los continuos desplantes que hacía a las ganas de agradar y conversación que mostro Paulino, él se superaba cada vez más en su grosería. Compensaba un poco la amabilidad de Inma, la que parece es su pareja y que con algo más de corrección nos atendió.
Pedimos un par de huevos frutos con chorizo que al precio de 6€ marcaba en un cartel, aunque luego no sabemos por qué la suma ascendió a 42€
Me fui con pena, porque un sitio que reúne muchos de los ingredientes para hacer un almuerzo agradable, las malas formas de este Javi, desbaratan todo opción.
NO obstante, lo pasamos bien aunque el chorizo estaba más duro que un triple disco de Rosendo. Esto provoco que la bajada hasta Pagomakurre fueran todo risas aludiendo a la comida. Fue muy divertido.
Y así pasamos la mañana de un domingo, donde unos huevos consiguieron hacernos piar…..
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lunes, 12 de diciembre de 2011
Primera Etapa SANTANDER - MOGRO Camino Santiago
Hacía tiempo que venía rondándome la idea de hacer durante una semana algunas etapas del Camino de Santiago y por fin en estos primeros días de diciembre, programa cinco etapas que me llevarían desde Santander hasta Llames.
Me había marcado una media de veinte o veinticinco kilómetros por día en función de los albergues o sitios donde podía dormir y así dividí los días de la siguiente manera.
El Lunes 5 de diciembre desde Santander hasta Mogro donde había apalabrado con Álvaro el propietario de la Posada el Condado de la Mota en Mogro una noche por 20€.
La segunda etapa, la del martes 6 de diciembre me llevaría desde Mogro hasta Santillana del Mar y pernoctaría en el Albergue de Jesús Otero. La tercera me acercaría hasta Comillas, donde también aprovecharía el Albergue, quien a la postre luego estaría cerrado, me permitiría conocer a Teresa y su Posada o pensión Lumaelte en Comillas. Un autentico palacio en el centro de comillas por 25€
El miércoles saldría de Comillas hasta Serdio, un pequeño pueblo de no más de 200 habitantes pero con Albergue bien preparado, no sería necesario, ya que la familia vino a buscarme y decidí suspender la siguiente etapa que me haría traspasar las fronteras cántabras hasta Llames. Pero bueno, para otra vez será…
Salí de Bilbao en el autobús de las 7:30h y llegue a Santander sobre las nueve a la estación de autobuses. Allí me paso la primera y un poco consciente y otro dejándome llevar, atendí a Jurgen un alemán que con más de media docena de compostelanas selladas en los últimos años y dando fe que había recorrido varias veces el camino, entable conversación con el pícaro “Lazarillo” que enseguida me dijo que no tenía dinero para volver hasta Alemania. Me enseño su tarjeta de crédito rota y con el conocimiento del truco, seguí observando la función del mago, mientras desayunaba. Me pareció bien pagarle con 15€ el dinero suficiente para que pudiera llegar hasta San Sebastián que era donde quería llegar.
Acabada la función, comencé el camino que mal señalizado y confuso, me llevo hasta la Catedral, para luego pasar por el Ayuntamiento, la calle Burgos, ascender una leve cuesta, bajar hasta el Hospital de Validecilla y al fondo ver como una nave galáctica que resulto ser la fábrica de cocinas Teka de Santander.
Ya casi fuera del casco urbano y viendo Peñacastillo, la lluvia comenzó a arreciar un poco mas y sujetando firmemente el paraguas me parapetaba de esta tonta lluvia que de momento no me desagradaba. Arriba en lo alto la Peña, estaba mirándome la Iglesia de San Lorenzo.
Apenas puedo hacer fotos con esta lluvia y la flecha me desvía a la derecha para pisar hierba y barro. Paso junto a las vías de un tren que no pasa y me asusto con los ladridos de unos perros a falta de cariños. Remueven sus rabos con ritmo y ganas baboseando unas caricias que no puedo dar en este momento. A lo lejos, pero no mucho, supongo que será Santa Cruz de BEeana que muestra un contrate de buen y mal gusto en la ornamentación de sus casas unifamiliares. No sé si me asusto mas esas aguilas custodiando las puertas o los ladridos de otros perros que tienen más miedo que yo. Apenas llevare unos diez kilómetros pero empiezo a notas molestias en el pie izquierdo, pero mi tozudez me impiden parar y sigo camino hasta Mompia.
No he dejado de ver ni un momento casas de todos los estilos y tamaños, todas unifamiliares que con sus ostentaciones y pertenecías se muestran orgullosas al caminante neófito como yo. ¿Quien vivirá aquí? Me pregunto, sin pararme mucho tiempo a encontrar respuesta. El pie izquierdo se queja, pero todavía me queda trecho hasta Mogro y la lluvia es la única que no me abandona, ahora que dejo atrás a Boo de Piélagos. Me llama la atención este nombre y atravieso las vías de un tren que pasa sin gente. Adiós Boo de Piélagos, y por momentos adiós a la lluvia que todavía no ha conseguido empaparme. Voy bien equipado y este paraguas oriental, me está haciendo un buen servicio.
Pregunto a un lugareño, la ruta y me desaconseja el camino…- Malas fechas has elegido peregrino. Ahora nadie pasa por aquí. Con una sonrisa le agradezco sus ánimos y aminoro mi paso, para metros más tarde, concentrarme en la zancada y espantar la precipitación de agua. No lo consigo y para medir mis fuerzas el aguacero se enfada conmigo, entiendo la lección y aminoro el paso, el me contesta en el mismo tono y suaviza su caída húmeda vertical.
Arce y Oruña, me acercan sin ver a Mogro que me recibe cuesta arriba, donde pernoctar mis cansancios y sueños. Entro en la Posada del Condado de la Mota y si bien al principio no había nadie, al rato Álvaro un pasiego de orígenes castellanos, me da la bienvenido y me pregunta por el camino. Me da a elegir habitación y contestándole que la que menos trastorno les suponga, me da lo 203, que casualidad…ya te contare….
Deposito mis doce kilos de mochila y bajo al comedor, ya que son cerca de las tres para comer algo.
Me ofrece un sopa castellana o sopa de ajo, bien servida y unos filetes de ave con un salsa de queso que por 12€ cumplen su función. Ahora de cabeza a la cama, para descansar y echar una siesta que me ayude asimilar todo los visto. Antes lavo la ropa utilizada y pongo a secar para mañana.
En apenas algo más de una hora despierto, pero el pedazo de ampolla que tengo casi me impide caminar. Consigo llegar a la ducha, para cerrar los ojos y recibir esta vez una lluvia caliente y reponedora que alivia no solo mi cabeza sino también mi pie. Menos mal que en mi botiquín, he cogido unas tiritas especiales para ampollas que con no seque historia regeneradora, permiten que pueda apoyar el pie. Me visto de civil y pregunto a Loli, una de las chicas de la Posada la farmacia. A dos kilómetros en Miengo se encuentra la botica y hasta allí con un inicio de resfriado, gripe o no seque, porque tampoco se la diferencia entre gripe y resfriado… me acerco. Aprovecho y además de tiritas para las ampollas compro unos sobres para este moquillo y dolor de garganta que me está saliendo.
Con el fin de tomar la medicina sugerida pregunto por un bar o cafetería, pero no hay suerte ya que no se por qué razón, no hay ni un solo bar abierto en Miengo.
De vuelta y ya de noche, veo o intuyo las dunas de Liencres y sigo removiendo mis pensamientos que era una de las cosas que tenía ganas de hacer. Sigue lloviendo y he aprendido que no debo correr…despacio camino resguardado con mi oriental. Hace tiempo que no estaba solo conmigo mismo y sin demasiadas filosofías me sorprendo preguntándome y respondiéndome…me hace gracia y me rio. Estoy solo y disfrutando, me gusta.
Llego a la Posada y tras la barra Loli me sirve una infusión calentita acompañada de conversación. No ha nadie en la posada y comenzamos a tejer una conversación llena de confianzas. Me cuenta que es su cierto día de trabajo aquí y que acaba de llegar de Galicia donde deja una hija de 18 años y otra que con 30 le hizo hace tiempo abuela. Pero no pienses, que Loli tiene cuarenta años, y aunque sus ojos delatan vidas vividas, todavía brillan y se emocionan cuando habla de sus cosas. Se ve que es buena gente por muchas adversidades que haya pasado y se la nota que no va de nada que no sea auténticamente ella. Me cayó bien y espero y deseo que la vaya tan bien como se merece.
Regrese a la habitación para leer y ver un poco la tele. Hice tiempo, algunas llamadas y antes de las nueve estaba en el solitario comedor cenando con las sugerencias que Álvaro me había preparado. La conversación con esta gente fluye con mucha naturalidad, y así hablamos de los bollos del Portillo que me había ofrecido. Le sorprendió que conociera el Portillo y es que cuando le hable de Segovia y Samboal donde son mis padres, me hizo ilusión que conociera la zona, ya que en época estival, acude a las brigadas de incendio y le toca junto a Samboal, en Iscar.
Acabo la cena de un revuelto de setas y un bacalao con tomate para despedirme y coger la horizontal. Ni tele ni naaa, a dormir. Que mañana seguro que será más y mejor.
Un beso
jabier@lavisita.com
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domingo, 11 de diciembre de 2011
CUENTO el AMOR un JUEGO
Érase una vez un pequeño ángel que vivía en el cielo. Él sabía que era Dios, sabía que era la Luz y sabía que lo único que existía era el Amor. Un día estaba caminando por el cielo y escuchó a otros angelitos hablando sobre el dolor y el miedo. Les preguntó: “¿Qué es eso llamado dolor? Nadie podría hacerme daño pues yo soy Dios, yo soy la Luz. Y ¿qué es eso llamado miedo? ¿A que podría yo temerle si lo único que existe es el Amor?”.
Lo otros angelitos le dijeron: “Si, si, lo sabemos, lo sabemos, es un juego.” El angelito exclamó dando brincos de emoción: “¿Un Juego? ¡Me encantan los juegos! Quiero jugar, quiero jugar”. Los otros ángeles respondieron: “Espera un minuto, no es tan fácil. Primero, tienes que bajar a la tierra y tienes que encontrar a alguien que quiera jugar contigo, alguien que quiera herirte y asustarte profundamente”. El angelito dijo: “¡Uy, qué maravilla! ¿quién quiere jugar conmigo y herirme intensamente y asustarme mucho? ¿Quién me ama tanto?” Otro angelito se acerco y dijo: “Yo juego contigo”. Y el pequeño ángel preguntó “¿De veras? ¿Prometes herirme mucho y asustarme mucho? ¿Tanto me amas?” El ángel le contestó: “Sí, te lo prometo, pero tú también tienes que prometerme algo, prométeme que te vas acordar de que esto… ¡es sólo un juego!”.
Lo otros angelitos le dijeron: “Si, si, lo sabemos, lo sabemos, es un juego.” El angelito exclamó dando brincos de emoción: “¿Un Juego? ¡Me encantan los juegos! Quiero jugar, quiero jugar”. Los otros ángeles respondieron: “Espera un minuto, no es tan fácil. Primero, tienes que bajar a la tierra y tienes que encontrar a alguien que quiera jugar contigo, alguien que quiera herirte y asustarte profundamente”. El angelito dijo: “¡Uy, qué maravilla! ¿quién quiere jugar conmigo y herirme intensamente y asustarme mucho? ¿Quién me ama tanto?” Otro angelito se acerco y dijo: “Yo juego contigo”. Y el pequeño ángel preguntó “¿De veras? ¿Prometes herirme mucho y asustarme mucho? ¿Tanto me amas?” El ángel le contestó: “Sí, te lo prometo, pero tú también tienes que prometerme algo, prométeme que te vas acordar de que esto… ¡es sólo un juego!”.
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