Almodóvar es un H.P.
Primero durante los minutos iniciales de su última película, nos provoca con bonitos planos, pero sin esencia de contenido y te hace formular la pregunta si… ¿Por ser Almodóvar hay que consentirle todo? Luego, secuencia tras secuencia, plano tras plano nos muestra la maestría y el oficio que los directores con ganas, ponen a la hora de hacer películas.
“La piel que habito” es sin duda una gran película de cine, y lo es por muchas razones; no solo por el excelente y creíble guion de una historia casi increíble. Por la interpretación sin excesos de una “estrella” como Antonio Banderas y una dulce, dócil y grácil Elena Anaya.
Me gusto todo…la fotografía tan Almodovariana y previsible, pero no por ello agradecida y muy plástica. Escenas como la que aparece su hermano o la de los diferentes tamaños de dilatación, nos hacen reír con ganas y ver que el cine, es subir y bajar, entrar y salir…pero sobre todo; disfrutar y desconectar.
La sala estaba muy concurrida por gente joven, a la que no entendí cuando Norma, la hija del protagonista, se esconde en el armario y el publico rompe en carcajadas. Me pareció de una dureza y crueldad brutal. Y es que la película, está llena de subidas y bajadas que te hacen no perder la tensión ni la atención a la gran pantalla. ¡Que bueno es ver el cine en pantalla grande! ¡Que bueno es ver una buena película de Cine!
“La piel que habito” me parece una película redonda, circular que vuelve al mismo punto donde ha partido jugando en ese recorrido con todas las emociones que el espectador quiera poner. Ahora bien….si quien va, pretende examinar o juzgar a Almodóvar…no disfrutara, ni del cine, ni de la película. Y no te cuento de qué va, porque en este caso es lo de menos…que mas da lo que cuenta (Que no da igual) sino como lo cuenta…. Almodóvar… es un Cabr… que envidia te tengo.
Y que gracias te doy por hacerme disfrutar tanto durante la proyección y a la salida del cine con esa congoja que Salí…Gracias Pedro, gracias.
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