Quizás el Camino de Santiago sea mas un viaje introspectivo que de caminar, pero sin meterme con aquellos que lo realizan con plena fe y convicción, sino son capaces de caminar por dentro de si mismos, creo que no habrán avanzado nada.
El sábado pasado, por fin pude realizar la etapa que une Gernika con Bilbao, o mejor dicho con Zamudio, por que hasta allí llegamos.
Habíamos quedado pronto, a eso de las siete y media de la mañana para coger el autobús que desde Hurtado de Amezaga sala cada hora hacia Gernika. Eran las ocho y puntuales en un autobús lleno de chicas crujientes y derrotadas por la noche, oía sus voces arrastrándose desde el profundo sueño de algún etílico alcohol. Girar la cabeza hacia atrás era ver...bueno, mejor no mirar...
El trayecto trascurrió con la conversación y las presentaciones. Íbamos Paulino Eguia y Jorge Ibarrola, que no se conocían, pero como ambos son personas afables, amistosas y abiertas, todo es muy fácil con ellos.
El autobús nos dejo en la Estación y en un principio, me pareció percibir cierto desconcierto en Paulino, que con su setenta y dos años y conocedor del monte, le habíamos explicado que no sabíamos el camino. Que había que seguir unas flechas amarillas que son las que nos guiaran y conducirian a nuestros destino.
Poco a poco y recorriendo el centro de Gernika, su museo de La Paz, el Museo de EuskalHerria y la mismísima Casa de Juntas con el Árbol presidiendo fuimos dejando la urbe para cruzarnos con un par de ciclistas que con concha peregrina nos adelantaron.
Jorge cuenta que la historia de la concha, no es como nos ha llegado, sino que hasta Santiago se acudía, para recoger la concha y era precisamente a la vuelta, cuando llegados, no a Santiago, sino mas allá, junto al mar, los peregrinos, recogían la concha y volvían
Jorge es un tipo muy ilustrado e inquieto, que desde su aparente quietud y sosiego, hay un rejurjitar de emociones, sentimientos y mensajes que no todos saben captar. En la comunicación, influye mucho, que “todos” hablemos el mismo idioma, para entendernos....siempre digo, que jamas podre soñar en Alemán, por que NO se Alemán Así de sencillo.
Pues con Jorge Ibarrola, ilustrandonos y Paulino Eguia completando la conversación ascendimos hasta Gerekiz y seguimos pasito a pasito subiendo , deleitándonos y percibiendo el entorno donde vivimos...un privilegio, señores.
Paulino al ver tierras de cultivo, nos explica que son alubias con maizales, para que la caña de estos últimos, sirvan a la alubia de guiá y trepa.
El camino por momentos, se vuelve emparedado y Jorge que ha acudido en playeras, muestra el firme propósito de comprase unas botas. Apenas ha caminado unos kilómetros y ya esta enganchado. Jorge es así.. le gusta casi todo, no pone pegas, ni reparos para nada. Da gusto caminar con él.
Unas vacas nos saludan y con el mismo muuu, las dejamos, el calor aprieta y aunque vamos bien provistos una fuente con la palabra URA, ( Agua en Euskera) nos sirve de abastecimiento para unas bocas que no paran de hablar.
Paulino, en esa mochila dos botellas de Txakoli, un termo con agua muy fresca y mas ilusión que los del cuponazo.
Todo esto que camino, veo y escucho, se mueve en mi interior, provocando un terremoto de emociones. Miro a Jorge y veo como un 11 de Junio, ya tiene cara de verano.
Seguimos caminando y las nubes, el sol, unas cabras con su macho, cabrito y unas flores amarillas que nos alegran el sendero, nos acercan hasta Errigoiti, donde una mujer agacha el lomo y cultiva la tierra, ( hay que fijarse mucho en la foto para darse cuenta )
Jorge bromea mucho y cuando nos topamos con un coche casi deshecho...añade, mira lo que pasa por aparcar mal aquí. Y no puedo, menos que soltar una sonrisa.
Llegamos a zona asfaltada que no nos gusta mucho y al fondo vemos a dos peregrinas que nos preguntan por algún bar. Paulino seguro de la respuesta y conocedor de este terreno, le dice, que no, que por aquí no hay nada...
Nosotros seguimos y unos kilómetros mas tarde nos daríamos cuenta, el por que de la pregunta de Aurora y Maria, dos riojanas que desde Deba habían comenzado ha realizar el Camino de Santiago. Digo mas tarde, por que después de encontrarnos con una caravana convertida en cuadra y paisajes con diversa vegetación, encontramos un caserío con un murete, que haría las veces de mesa y nos serviría para almorzar
Ya habíamos empezado con el sustento; una tira de chorizo de Segovia hecho por mis padres, un queso, una lata de Bonito, otra vez, embotado por mis padres, aceitunas, paté y un pan que Jorge había comprado en Artzeniaga con pasas y nueces que estaba de asombro, cuando las riojanas, pasan por nuestra vera y con la hospitalidad de los vascos, insistimos que se acerquen y nos acompañen. Luego nos confesarian que menos mal que las invitamos, por que nos llevaban comida y estaban ya con la pájara mañanera.
Tras una hora de almuerzo, seguimos el camino y al ir varios, se crearon dos grupitos que se juntaban y separaban según la inclinación del camino.
Llegamos al alto de Morga, nos hacemos la foto y ya en tierras de Larrabetzu bajamos por carretera asfaltada, para unos metros mas allá, volver al barro y el sendero con gallinas a los lados.
También nos escolta el camino, vacas y ternierillos, recién nacidos, caballos llenos de moscas y un inmenso naranjo, que quizás no sea comestible, pero queda muy bonito.
Los caseríos y la arquitectura que vamos descubriendo son bonitos y elegantes. Por aquí Paulino, se encuentra mas seguro, ya que estamos llegando a Goikolexea, donde hace unos días pasamos en otra ruta y nos explica a todos algunas curiosidades
Aurora y Maria, se quedan en Goikolexea, para reponer fuerzas en un bar, aquí Paulino es reconocido por unos cuantos ciclistas que maillot enfundado preguntan por la curiosa camiseta que exhibe Se trata de un corazón realizado con cadenas de bici. Muy curiosa la camiseta de Paulino que recibe muestras la llamada de su familia; Si, Conchi, si...no me esperes que no sabemos a que hora llegaremos.
Cuando salimos, es así..sabemos a que hora salimos, pero siempre es bueno no tener hora de llegada para disfrutar de la mesura y contemplación que requieren estos paseos.
De Goikolexea, llegamos a Larrabetzu y me llama la atención una serrería donde hacen cajas de madera y casi en medio del pueblo y sin ningún cerramiento esta situada.
Larrabetzu esta muy ambientado y hay mucha gente por sus calles, quizás también sea la hora, son casi las dos.
Saliendo de Larrabetzu, Paulino pega una voz...¡Lide Bonita! ¿Que haces?
Y una vasca de los pies a la cabeza, con esa acento que solo tienen no solo las que son vascas, sino las que ademas quieren serlo...Sale Lide, setenta y cinco años, pero tranquilamente podía decirnos que tiene sesenta. Energía, desparpajo, atrevimiento, descaro y mucho desenfado...nos planta un par de besos un abrazo y dice....¡Jope, pero si tu eres...Calle, el de LaVisita!
Y nos hace pasar a su casa que tiene gustosamente decorada y nos cuenta la anécdota, de como otro Calle, pero de nombre Esteba y de segundo Iturrino ayudo a construir la casa donde estábamos
Nos saco otra botella de Txakoli, que al estar fresquito y arreciar el calor, entro de maravilla. Uuuff, estaba un poco mareado, pero esa deshinibicion con buena compañía y tan agradable merecía la pena.
Con Lide, estaba Jon, un Ex-Franciscano que sucumbió a los encantos de Lide y dejo los hábitos para compartir vida con ella.
Fueron amables y complacientes hasta decir basta... pero al rato y siguiendo nuestros pasos, vimos por la verja del patio de Lide, a las riojanas; Aurora y Maria, que seguían rumbo a Lezama.
Entraron, bebieron y con la chispa que da la alegría de disfrutar, seguimos camino hacia Lezama.
Llegamos pronto, por que íbamos a buen paso. Nos despedimos de las riojanas y continuamos hasta Zamudio para dar por terminada nuestra etapa, que podría resumirse en una larga jornada de conversación y ganas de compartir cosas...quizás por eso me guste andar.
www.jabiercalle.com
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