No vamos a descubrir a Spilberg, ni a Tintin y cuando dos buenas cosas se juntan, solo pueden salir historias estupendas y maravillosas como la que esta tarde en un cine a rebosar he presenciado en la pantalla.
Una película que te atrapa, emociona, conmociona, y sobre todo evade y entretiene. Al cine, a la tele, a un libro, de comienzo, “solo” le pido eso...que me entretenga. Y Spilberg lo sabe hacer y lo ha hecho con el pelirrojo reportero y su acompañante Milu.
Ya solo el comienzo y sus créditos son todo un espectáculo muy “tintinesco”, una gozada, que no
para la prolongada facultad para inventar, ilusionar e imaginar todo lo imaginable. La película, es fantástica, no solo por la sobredosis de imaginación, sino los destellos y lucimientos que de manera concisa y muy sencilla muestra cada plano. Soberbio Spilberg, soberbio que en cada secuencia, saber dar la acción y el ritmo que necesita. La acción sabe manejar con un detalladisima elaboración; te para, y acelera de una manera agitada, apasionada y excitada. Y todo como Garcia Marquez, con una sencillez apabullante.
La escenografía, los decorados bailan, la recreación de cada uno de los sitios que nos ofrece, danzan a buen ritmo, pero sin abrumar, ni confundir.
Por poner algún pero...que no los hay, diría que en alguno9s movimientos de los personajes, ( tuve que decir a mis hijas que se trataban de dibujos animados ) me pareció que tenían movimientos roboticos, casi ortopédicos...
Estas películas te hacen reencontrarte con el CINE en mayúsculas..me gusto mucho.
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