Llevaba varios días en cartelera y he de confesar que opte por The
Artist al resultar ganadora de los Oscar. Supongo que también lo
hicieron los compañeros de sesión que en los Golem de la Alhóndiga
ocupaban las butacas de la sala 4. Expectante, animado pero con un
runrún interior comencé a ver la película en la fila 6. A los doce
minutos empecé a desgranar la película, es decir, no pude ver una
película en su conjunto, sino su banda sonora que siendo oportuna y
resaltando incluso los silencios, estaba bien. Destripe los planos y
la realización de los mismos que ofrecen una visión muy bien llevada,
la interpretación de sus protagonistas, incluyendo al perrito juguetón
que lo hace francamente bien. Por eso entiendo ahora que le subieran
al escenario en la entrega de los Oscar?.¡el premiado era él!. Porque
no pongo en duda que Jean Dujardin lo haga bien, pero?lo lógico es
que cuando pulse un interruptor se encienda la luz, así es que cuando
se le diga que actué lo haga de manera correcta.
The Artist es una película nostálgica que me resulta sin esencia, una
película que es un corta pega de cosas que antaño ya se han visto. Y
si ha día de hoy, me resulta difícil y casi imposible verme una
película en blanco y negro en el salón de mi casa, y menos si es
muda?. Pasados los 45 minutos y cuando algunas personas abandonaron la
sala, me sentí preso de algo que intuía como iba a terminar.
No es un mala película, pero no es original, no es autentica, es una
copia actualizada que seguro tendrá sus seguidores, pero a mí no me
gusto. Y para aquellos que la enaltecen y la vanaglorian,
descalificando a los que no sentimos tanta pasión y si algún bostezo
en su pase, les diré que las cosas se defiende, no con
descalificaciones sino con argumentos y datos que refuercen.
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