Caminar, Pasear...disfrutar...
He cogido la costumbre y el habito, algo difícil de hacer en otras materias y casi todos los fines de semana aprovecho para hacer alguna caminata y ponerme en contacto con la naturaleza. Bien es cierto que la naturaleza ya no es tan “natural” y esta saboreada de civilización que tiene sus pros y contras.
Asumiendo esta evolución y sin resignarme con aquello que no me convence, emprendo hoy una ruta con Paulino Eguia, y sus 73 años a punto de caer. No es la primera vez que os hablo de Paulino y mis post de rutas, aparece en muchos de ellos. Pues en un mano a mano y saliendo desde la Iglesia de San Isidro en Derio y remontando todo el asfalto hasta adentrarnos en pista embarrada, vamos paseando poco a poco y hablando mucho a mucho de las cosas que vamos viendo. Así Paulino perfecto guiá y conocedor de la zona me va indicando de quien es cada caserío y que se iba hacer en esta zona o las correrías que el de mozo realizaba. Paulino ha sido gran aficionado al ciclismo y no hay biciletero que nos crucemos que no le conozca...¡Eguia! Gritan desde sus monturas millonarias, por que una bici de estas que vemos por nuestras carreteras llega a los seis mil euros fácilmente
Coronado el Ayarza y pisando tierras de Loiu, transitamos por unas charcas donde un día Paulino advirtió a su nieto que no se acercara, ya que había cocodrilos, pues no te fastidia que el crió se acerca mas....Así somos las personas, basta que nos digan que no hagamos una cosa para realizara Utilizando este comportamiento, podríamos desarrollar lo que algunos llaman el pensamiento positivo, es decir, lo que nuestro cerebro hace que tengamos un dialogo con nosotros mismos. Y en función de como nos hablemos a nosotros, hablaremos a los demás
Hablando de los demás, aunque hoy no nos acompañan, nos acordamos de Txema, de Jorge y de Jon que con su nueva ocupación esta mas contento que una tortuga con rueditas.
Paulino que es previsor ha traído un par de bocadillos de buen jamón y en la zona recreativa de la Ermita de San Miguel hacemos una parada para el “avituallamiento” Me gusta fijarme en sitios donde luego pueda ir con mis hijas, aunque la verdad que últimamente por muchos que he conocido no hemos acudido a ninguno....no hemos cogido el “habito”.
Una bajada suave nos hace hablar de hijos y así Paulino me habla de Larraitz su hija que tiene ese nombre por que nació en Donostia prematuramente y el monte sirvió de inspiración para bautizarla.
Tiene previsto en breva acudir con Domi y unos amigos a este monte para rememorar tiempos pasados. Pero es muy curioso por que Paulino estando lleno de experiencias y recuerdos, habla siempre mas de futuro, de todo lo que esta por delante y con ilusión planifica su próximo viaje hasta Lanzarote.
Nos desviamos del camino, para subir por una pista de cemento y llegar hasta un lugar lleno de invernaderos donde esta Jesús, un cincuentón bien cuidado que amigo de Paulino se dedica a los frutos que entre plásticos se pueden cultivar. Cuatro perros desiguales nos reciben con ladridos que se convierten en lametones y arrumacos, mientras Jesús nos desvela que el zorro se ha llevado algunas gallinas, que otras el águila que aunque no pasa a menudo, ha visto con sus propios ojos como levanto el vuelo, por no hablar de la jineta que desde la copa de un árbol, espero que este se refugiara en la caseta que tiene para bajar y comer solo la cabeza y un costado de la gallina.
La naturaleza busca sus recursos y a medida que invadimos sus terrenos, los bichos y animales, se defienden como pueden.
Con un apretón de manos dejamos a Jesús sus perros, animales y cultivos con la promesa que volveremos con buen tiempo.
Estamos ya bajando y un mojón nos indica que andamos por terrenos de Bilbao, y una alfombre de hojas amortigua nuestras pisadas que llenas de barro, flotan por este sendero. Es una gozada pasear sin prisas y con buena compañía y conversación Llevaremos unos doce kilómetros andados pero no notamos el cansancio.
Ya vemos al fondo Derio y antes una fabrica de paraguas que llama mi atención, ya que recuerdo que hace algunos años, unos amigos de Madrid me preguntaron que en Bilbao tenia que haber muchas fabricas de paraguas y yo les conteste que no conocía ninguna....pues aquí hay una. Esta que veis en la foto.
Y así, entre caminos, palabras y minutos llegamos al punto de destino, en una ruta circular que nos devolvió a un pueblo que esta en medio de la naturaleza.
jabier@lavista.com
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